DESINFECTAR EL AMBIENTE, SI O NO
Ya a pocos días o semanas de iniciar
las operaciones nuevamente y aun en escalada de contagio del Coronavirus, es
importante desinfectar nuestros espacios de trabajo y áreas donde nuestros
clientes puedan permanecer, para garantizar su salud.
En la actualidad pasamos gran
parte de nuestro tiempo en ambientes artificiales, que la mayoría de veces se
convierten en agentes agresores que originan diversas enfermedades, incluyendo
ahora el covid 19.
Existen muchos contaminantes químicos
y biológicos en el aire (bacterias, Virus, hongos, ácaros y todo tipo de alérgenos
así como compuestos nocivos causados por mobiliarios, fotocopiadoras, cocinas,
equipos eléctricos, productos orgánicos, aires acondicionados centrales), podemos
encontrar también malos olores que
suelen ser molestos y hasta resultar un grave problema para nosotros, como
fatigas en el empleado y un rechazo del
cliente a la hora de atenderse en un salón de belleza o asistir a un restaurante, una escuela, una veterinaria
o un tienda física.
En el caso específico de los
centros de estéticas y salones de
belleza la calidad del aire supone un problema doble, al implicar no solo a los
clientes sino también al personal que se encuentran expuestos a diferentes
contaminantes tóxicos durante todas su jornada.
Tanto en las áreas comunes donde
la contaminación del aire suele ser alta por la carga que aportan los clientes,
como las cabinas de trabajo, donde se generan cargas estáticas, compuestos químicos
nocivos, olores desagradables y se emiten partículas sólidas del aire.
También se producen cargas electrostáticas,
que además de los problemas de salud de la inhalación de determinada partículas,
habría que tener en cuenta que casi la totalidad de ellas flotan en el aire
cargadas positivamente. Que es lo que sucede dentro de los salones de belleza y
estética debido al alto porcentaje de equipos eléctricos, carcasas de
materiales plásticos, mamparas y mobiliarios de similares materiales, estos
generan campos magnéticos y eléctricos provocando una continua nube electrostática
que siendo el suelo un aislante impide que dicha nube se descargue, perpetuando
su situación a la espera de alguna persona que sirva de aislante para depositarse.
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